Parodia de juicio contra Milagro Sala: Piletas sin Milagro
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El miércoles vencía la preventiva que sufría Milagro Sala y que había provocado una catarata de protestas internacionales. El gobernador Gerardo Morales necesitaba que el martes el Tribunal Criminal Número 3 de Jujuy la condenara, como sucedió. Todo el juicio estuvo plagado de irregularidades como que la última sesión se postergó diez horas porque habían detenido en Formosa por narcotráfico a Raúl Ezequiel Aguilera, uno de los principales testigos e hijo de la diputada Mabel Belconte, testigo estrella, quien tras declarar contra su mentora tuvo un intento de suicidio. El juicio fue una gran puesta en escena donde el público pudo ver las movidas grotescas que se producían tras bambalinas. Porque en realidad esa parodia de juicio funcionó más como un choque de culturas donde predominó la más poderosa. No se necesitaron pruebas sino satisfacer el prejuicio.
Este juicio se convierte en un ensayo del tipo de sociedad que Cambiemos pone en juego y que busca neutralizar y anular a las organizaciones sociales. Para Cambiemos, la cacerola tiene que entender que está más cerca de los bancos que de los desocupados.
El orden que busca el neoliberalismo representado por la alianza Cambiemos que integra el radical Morales se estructura según la ley del gallinero, donde el que está más arriba jode al que está más abajo. Quiere una sociedad fragmentada y ordenada jerárquicamente por el odio y el desprecio del que está arriba hacia los de abajo. Es una organización que mira hacia abajo y no hacia los que se favorecen de ella, que son los que están arriba.
Hay un sector de la sociedad que acepta sin dudar la decisión del tribunal de Jujuy contra Milagro Sala porque esa condena es coherente con la idea que tiene de un dirigente del movimiento de desocupados.
Cuando Horacio Rodríguez Larreta inauguró un parque acuático con unas alfombras de plástico con surtidores de agua, algo que se usa también en otras partes del mundo, Milagro Sala, le envió desde la cárcel un mensaje socarrón: ''Vi que inauguraste una pileta, que en realidad es una alfombra. Como sabrás, nosotros además de las miles de viviendas construimos 18 piletas, entre ellas la del Parque Acuático que es la más grande del noroeste argentino. Si necesitás algún tipo de asesoramiento contá conmigo''.
Hay una anécdota de Eva Perón sobre la construcción de viviendas populares a cargo de su Fundación. Ella insistía en que las casas debían ser tipo chalets californianos de los que estaban de moda en esa época entre los sectores burgueses.
Los arquitectos e ingenieros trataron de convencerla, le dijeron que el concepto californiano era importado, que no era ''nacional'', que con lo que implicaba hacer un chalet de ese tipo se podían construir diez departamentos en un monobloque, que no era práctica esa idea. Evita insistió: ''si el pueblo quiere chalets, vamos a hacer chalets, no vamos a construir casas para pobres''. Y así se construyeron numerosos barrios populares con el clásico chalet con frente de piedra laja y techos de tejas, como Ciudad Evita.
Es probable que los arquitectos tuvieran razón desde el punto de vista técnico o práctico, pero Evita les hablaba con el corazón. El chalet es el equivalente de las piletas. Milagro lo sabe porque lo vivió en carne propia cuando era una niña y no la dejaban entrar a la pileta adonde iban sus hermanastros porque ella era negrita y coya.
Construyó las piletas para los pobres como un acto de reivindicación, porque para ella, esta sociedad asigna las piletas solamente a los ricos. Construir 18 piletas de natación en barrios populares fue un acto de enorme significado reivindicatorio, que no pueden entender los que tienen pileta en sus casas o en la de sus amigos.
Las piletas serían el equivalente a los chalets de Evita y el juego acuático de plástico con surtidores (también muy disfrutado por sectores populares), serían los departamentos de los monobloques.
Además de las piletas, Mila