Varios jugadores del ''Mejor equipo'' se cansan de tirar la pelota afuera, como si de dólares se tratara
Varios jugadores del ''Mejor equipo'' se cansan de tirar la pelota afuera, como si de dólares se tratara;
como si su accionar, como si su modo de jugar, no tuviera incidencia directa en el juego de los demás y en el resultado del partido;
esos mismos jugadores, otrora (hasta no hace más de 4 años) considerados los ''mejores'', no defienden bien, ni recuperan la pelota y cuando la tienen...¡EJEM! Ud. sepa disculpar, fue un exhabrupto de mi parte, pero es que, claro, cuando la tienen se la morfan, son comilones, no distribuyen el juego, no dan un pase ni de casualidad, queman todo el pasto, agarran el balón y se van como diciendo ''¡Acá, no ha pasado nada!'', muy ofendidos. Su arenga preferida es ''la culpa es de los otros (¿jugadores?) porque no saben jugar.'' Tan ofendidos se van que no quieren pagar la cancha, que utilizaron sólo ellos al no dejar margen de juego a los demás y en un partido en el que perdieron por goleada (más de 100 a 1).
Pero, digamos la verdad, la culpa es nuestra por haber creído que éstos cosos eran idóneos, el ''Mejor Equipo de los últimos 50 años''.
La culpa es nuestra porque dejamos que desmerecieran el verdadero trabajo en equipo, el de distribuir el juego de posibilidades y responsabilidades; la culpa es nuestra por haber dejado de pensar que ''la patria es el otro'' y, nunca, como parecen decir ellos ''la culpa es del otro''. ''Los atrasados son los otros'', dicen. Pero esconden lo que piensan de ése otro, al que desprecian por creerse superiores, pero que a la vez melonean mediáticamente para que responda a sus intereses más oscuros, avaros y prejuiciosos.
Pero, la verdad sea dicha, ése juego individualista, del cuentapropismo maravilloso, está en decadencia por su propio peso. Tal vez, el secreto esté en buscar la armonía, el equilibrio, el círculo virtuoso, entre un Estado presente y un sector privado fuerte pero ambos respetando códigos y leyes comunes para el desarrollo del bien común, en donde banca, industria, campo y comercio, convivan equitativamente en su interacción con los ciudadanos de a pie.
Algo nuevo está naciendo de la mano de Cristina y Alberto, volvemos a tener un futuro para los hijos de todos y no sólo de unos pocos.